
Procrastinación: descubre sus variedades y cuál es la que practicas
‘Procrastinar’, que aparece en diccionarios de español del siglo XVIII, proviene del latín. Vigente en el español actual –y en nuestros hábitos- el vocablo se encontraba entre las finalistas a palabra del año. Es imposible aprovechar todas las horas del día, pero sí evitar los devaneos improductivos y vagar de forma errática en nuestro tiempo productivo, ayudado por diversos ‘gadgets’ y pasatiempos (roba-tiempos). La psicología ha determinado los cinco tipos de procrastinación (causas) más habituales.
Seguro que encuentras el tuyo:
- Perfeccionista. El perfeccionista prefiere dejar de hacer que ejecutar una tarea de forma incompleta o no óptima. Este tipo de procrastinador aplaza porque está persuadido de que “mañana podrá obtener mejores resultados que hoy”. Encierra auto-duda y huía del escrutinio ajeno.
- Impostor. Temeroso del resultado incierto, el impostor pospone para evitar el riesgo o ser confrontado con la dura realidad. Se caracteriza por la pasividad y la sensación subjetiva de que nada puede hacerse.
- Desmotivado. Se rinde ante tareas aburridas o desagradables. El disgusto que puede suscitar una tarea (o el no encontrarle un sentido válido) conduce a la desmotivación y la inacción mediante el aplazamiento. Muy común en trabajos repetitivos y mecánicos.
- Abrumado. Es el perfil de la persona sobrepasada, que tiene mucho estrés o una carga de trabajo demasiado elevada. La idea que subyace, según los expertos, es “hay demasiado que hacer, y es difícil saber por dónde empezar, así que mejor no hago nada”.
- Afortunado. Aplaza porque cree que es más eficiente en su trabajo cuando lo hace bajo presión; pospone hasta encontrarse entre la espada y la pared. Es una práctica peligrosa en lo laboral pues no solo compromete los plazos de entrega, también pone en riesgo la reputación profesional, y es un elemento estresor importante.
- En 1 febrero, 2019
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